(Del latín, audire, oír). Virtud moral que consiste en la pronta aceptación del orden establecido por Dios en la naturaleza y en la gracia y, en consecuencia, el reconocimiento de una autoridad legítima. Sujeción, subordinación, sometimiento a la voluntad de otro para ejecutar sus mandatos, preceptos o disposiciones. La obediencia es el resultado de un proceso de control social, pero no todos los controles sociales se basan en la disposición hacia la obediencia, porque la obediencia solamente se da cuando el que obedece, aunque sea de mal humor, acepta el sistema normativo que le une con el sujeto del poder que exige la obediencia. Por esto, la condescendencia frente a las amenazas, coacciones y sobornos no es un acto de obediencia. El temor ante la instancia que exige la obediencia no tiene que ser necesariamente presupuesto psicológico de la obediencia, pero sí lo es el temor ante las sanciones que se esperan en caso de desobediencia.
