Don de gracia que Dios comunica a los que llama para cumplir una mision, un ministerio, en la Iglesia y para la Iglesia. El carisma ha de ejercerse en la realidad compleja de la Iglesia, con todas sus instituciones visibles. Esa manera de especificarse del carisma hace que en la Iglesia se conjugue armoniosamente el elemento carismatico con el institucional.