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LOMBROSO CESAR

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Médico militar, profesor de medicina legal, nacido en Verona el 6 de noviembre de 1835, hizo sistemáticamente en las prisiones, investigaciones anatómicas. Sus estudios de medicina lo inducen a especializarse en psiquiatría. En 1859, publica su tesis de doctorado en medicina sobre el cretinismo en Lombardia. En el transcurso del mismo año, examina 3,000 soldados, con el propósito de medir antropológicamente, las diferencias entre los habitantes de las diversas regiones de Italia. Descubre un vínculo entre las formas obscenas de tatuaje de los soldados y su delincuencia militar. Para 1863 y 1872, es encargado del servicio psiquiátrico de varios hospitales. En 1876, da cátedras de medicina legal y de higiene en la universidad de Turín, donde se convierte más tarde en profesor de psiquiatría y de psiquiatría clínica (1896), luego de antropología criminal en 1906.
                A mediados del siglo XIX, Lombroso hace sistemáticamente en las prisiones investigaciones anatómicas y antropológicas sobre los criminales. Su doctrina sobre el criminal nato, relatada en su obra principal, "El hombre delincuente", publicada en 1871, le dio en poco tiempo un renombre y fama mundial; pero le granjeó rápidamente también una oposición violenta. Lombroso creyó haber encontrado en el criminal una variedad particular del "Homo sapiens", en el sentido de las ciencias naturales, caracterizada por signos somáticos y psíquicos. Lombroso encontró tales "estigmas" físicos del criminal nato (delincuente nato) en las particularidades de la forma del cráneo y de la vista (entre otros, capacidad craneana anormalmente grande o reducida, frente estrecha, mandíbula inferior prominente, pómulos salientes, orejas grandes y deformadas) en las singularidades de desarrollo del encéfalo y en las características antropométricas (asimetría del cuerpo, envergadura de los brazos, de las manos y de los pies). Como características psíquicas del criminal nato, Lombroso señalaba la sensibilidad reducida frente al dolor (de ahí su inclinación a dejarse tatuar), la crueldad, la frivolidad, el rechazo al trabajo, la falta de inhibición, el despertar precoz del instinto sexual, la vanidad, la tendencia a las supersticiones y el recurso a métodos primitivos.
Como muchas de esas características se encuentran en la humanidad primitiva, Lombroso veía en el criminal nato un regreso atávico, pero creía igualmente poder constatar una relación con la epilepsia y con lo que se llama la "moral insanity" (debilidad moral). Debido a que una gran parte de los individuos entran en conflicto con la ley, no presentan esas características como él lo reconoció; Lombroso da a conocer más tarde los "criminales ocasionales los "criminales pasionales", como criminales inauténticos, pero sostienen que la gran mayoría constituida por los otros criminales forma un tipo antropológico uniforme: el verdadero criminal es nacido como tal; la sociedad le da solamente las posibilidades y oportunidades de ejercer sus disposiciones criminales. Lombroso saca de esta doctrina importantes conclusiones de política criminal: para el criminal nato, sometido a sus inclinación criminal al punto de no poder escapar, la solución indicada no es un castigo moral ni una pena infamante; la sociedad debería, sin embargo, preservarse contra él (mediante una puesta en seguridad a perpetuidad o por la pena de muerte en tanto que medida de "selección"). Leves infracciones a la ley podrían influir en medidas tan severas cuando se puede reconocer el culpable como criminal nato; mientras que hechos más relevantes en el criminal pasional y ocasional deberían inspirar más clemencia. Sus publicaciones que rápidamente adquirieron fama mundial y que lograron concentrar en todos los países el interés científico por la personalidad criminal, así como por otros factores susceptibles de una investigación empírica, preferible a los conceptos legales sostenidos durante siglos, reconocen a Lombroso como el fundador de la moderna criminología. Sopesada con apego a rígidos principios y medida con los más modernos métodos, la mayoría de su labor carece de mérito; sus generalizaciones, la importancia de la constitución delictiva ( teoría del criminal nato), la conexión entre el delito y la demencia, y, especialmente, la epilepsia, y la explicación del delito como regresión a los estratos primitivos del desarrollo de los seres humanos (teoría del atavismo), constituyen afirmaciones científicamente insostenibles.
                Las publicaciones de Lombroso más importantes son: "El hombre delincuente" (Milán, 1876), "El Delito Político" (Turín, (1890), "La mujer delincuente" (Turín, 1893), "El Crimen: Causas y Remedios" (París, 1889), "Genio y Degeneración" (Palermo, 1907).
                En las posteriores ediciones de su obra célebre: "El hombre delincuente", Lombroso admite la existencia de otros tipos, como el del delincuente por pasión y por arrebato, el delincuente loco (con diversas variedades entre las cuales el criminal alcohólico) y del criminal epiléptico. Más tarde en el curso de otras reediciones, Lombroso agrega a la categoría de los criminales de ocasión, dos variedades (los seudo criminales, autores de crímenes por determinación de la ley, los criminaloides, autores de crímenes bajo la acción del medio) y la del criminal de hábito. Lombroso falleció en Turín el 9 de octubre de 1909.
 

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