El viajero

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El Viajero

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Desde muy pequeño que aprendió a conocer lugares distintos al de su nacimiento sus ansias viajeras le llevaron por diversos paisajes de la vida, conoció sitios preciosos, puestas de sol en el mar del norte, montañas inaccesibles, parajes desolados, bosques frondosos, aldeas diminutas con gente, que se asomaba detrás de los visillos cuando llegaba un desconocido, con la curiosidad pintada en sus ajados rostros, ciudades de ensueño, grandes capitales, donde la prisa era lo único importante, personas de distintas clases sociales, y lo único que tenían en común, era cuidar la apariencia ante los demás, ocultando, quizás por miedo, o valla usted a saber por que, que el resto de las personas no descubrieran su autentico yo.

En este ultimo viaje de su vida, sentado al borde del camino que rodeaba la gran montaña donde se encontraba reposó su cabeza contra la dura roca, contemplando la lejanía, y sumido en sus pensamientos, encendió un pitillo volviendo a reposar su cabeza contra la roca, entonces ocurrió algo inexplicable, la roca en la cual se apoyaba cedió, dejando ates sus atónitos ojos una abertura por la que cabía perfectamente, dudó entre seguir su camino, o mirar dentro de la oquedad y no lo pensó dos veces, su espíritu de viajero, pudo mas que el respeto por lo desconocido, y entro en la gruta, ando con facilidad los primeros pasos que le permitían ver con la claridad que entraba por la abertura, pero cuando se dio cuenta la roca volvió a cerrarse, sumiéndole en una oscuridad absoluta, le entro pánico, pues tenia algo de lóbrego, pero cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, le pareció que a lo lejos había una pequeñísima luz, como no podía retroceder, empezó a caminar a tientas hacia el punto blanco que veía a lo lejos, con bastantes rozaduras en la piel y varios chichones en la cabeza, llego hasta la pequeña luz que se filtraba desde el exterior, comprobando que se trataba de ramas, que ocultaban lo que había al otro lado, cuando por fin pudo salir del largísimo pasadizo, se encontró, con un paisaje como jamás había visto, la belleza campaba a su antojo por todos los lugares, unos árboles frondosos, llenos de pajarillos, que trinaba unas melodías encantadoras, abrumado por tanta belleza no se atrevía a moverse, pensando que seria efectos de los golpes que se había dado en la cabeza, y su asombro llego al limite cuando comprobó que tanto, los chichones como las rozaduras habían desaparecido como por arte de magia.

Empezó a andar entre aquellos árboles hasta que salio a una gran plataforma de las montaña desde donde se contemplaba, casi todo lo que le rodeaba, veía un valle enorme, rodeado de altísimas montañas, con sus picos cubierto de nieve, en el centro de valle un hermoso lago, alimentado por pequeños riachuelos que bajaban de la montaña, y a una cierta distancia lo que parecía ser construcciones humanas, en un lado de la plataforma, vio un sendero y camino hacia el empezando a descender, camino del lago, todo lo que aparecía ante sus ojos parecía pertenecer a otro mundo, Flores que desprendían unas fragancias distintas a las que estaba acostumbrado, pájaros de vivísimos colores, que volaban sin preocupaciones, mariposas increíbles saltando de flor en flor, el camino parecía alfombrado de una finísima hierva de un color anaranjado, animales que no se asustaban de su presencia como si formara parte del paisaje.

Llego el viajero hasta la orilla del lago, y vio reflejado un sol luminoso, que desprendía unos destellos tan intensos que hacían que la hierba pareciera de ese color, le sorprendió no ver a nadie, solo una pequeña barca que se dirigía hacia donde el estaba pero no lograba ver quien venia en ella, cuando la barca estuvo mas cerca de la orilla, pudo distinguir una silueta, alta que gobernaba la embarcación dirigiéndola hacia donde el estaba, la barca toco tierra y se apresuro para saber en que lugar estaba y poder saber cosas del mismo, llego hasta la orilla y pudo ver al que acababa de llegar, y su sorpresa fue en aumento al contemplar un rostro bellísimo de mujer, con unos ojos tan luminosos y limpios que lo iluminaba todo a su alrededor, embozo una sonrisa, creyó que estaba soñando, ¡que sonrisa Dios! Entonces sumido todavía en su asombro, aquella ninfa del lago le hablo, buenos días viajero ¿que te trae por aquí? Las palabras retumbaban en sus oídos, como música celestial, buenos días contesto el viajero todavía atónito, pues no lo se, no se como he encontrado este precioso lugar, yo te lo explicare dijo la mujer.

Yo espero a un viajero, cuando te apoyaste en la roca de la entrada, que no todos los viajeros lo hacen, emitiste unas vibraciones que llegaron hasta mi, haciendo que yo me estremeciera, permitiéndote la entrada, pensando que podías ser el viajero que estoy esperando, pero ahora que te veo, creo que me he equivocado, aun así cuéntame, cosas tuyas, para salir de dudas.

El viajero comenzó a contarle y estuvo largo tiempo hablándola de lo que había hecho antes de llegar aquel lugar, llego un momento en que la mujer del lago le dijo que tenia que irse, alo que el le pregunto ¿Cuándo podré verte de nuevo? No lo se tengo muchísimas cosas que hacer y si mi tiempo me lo permite volveré a saludarte, ¿Cómo puedo llamarte? Pregunto de nuevo, llámame Toi, como querrás ver todo este lugar, cuando llegues al pueblo, veras unos buzones con el nombre de las personas, también veras uno que no tiene nombre, pon el tuyo allí, y si tengo algo que decirte ya lo veras y dando media vuelta se subió en la barca y se alejo de la orilla, el viajero estuvo largo tiempo contemplando como se alejaba, recordando todo el tiempo que había estado en compañía de aquella ninfa y el rostro de la mujer no se apartaba de sus pensamiento, empezó a sentir una paz interior como jamás le había ocurrido, sintiéndose el mas feliz de los mortales, cuando la barca solo era un punto en el horizonte, pues el lago era grandioso, dio media vuelta y se encamino hacia donde le había indicado la mujer, durante todo el camino, su recuerdo no se apartaba de el, y así llego hasta el lugar donde se encontraba el pueblo, lleno de casas bonitas sin adornos aparentes, pero que la belleza corría por todas partes, pregunto donde se podía alojar y amablemente le indicaron, cual era la casa del viajero, no salía de su asombro, pero el no iba a cambiar las normas del lugar, la casa era sencilla muy limpia, con un enorme balcón, desde donde se contemplaba unas montañas muy altas con árboles enormes, pero no se veía el lago.

Estuvo toda la noche, recordando todo lo ocurrido, y deseando que el nuevo día le llevara de retorno al lago, para poder ver otra vez a la mujer, pero no apareció, volvió sobre sus paso y miro en el buzón del viajero y encontró una sencilla pero amigable nota, no lo pensó y se puso a escribir, todo lo que en su imaginación había despertado la mujer del lago, escribía y sin esperar respuesta volvía a escribir, pero no había respuesta, empezó a recorrer aquellos parajes de ensueño tratando de no pensar, pero el rostro de la bella mujer, le seguía a donde quisiera que fuese, llenándole de una paz infinita, sintiéndose mas vivo como jamás lo había estado, se adentro por aquellos paraje y perdió la noción del tiempo y la desorientación le llevo a recorrer casi todo los parajes de aquella extraña tierra, hasta que un día a lo lejos contemplo el lago y puso a sus pies en aquella dirección, no hizo mas que llegar sus paso le llevaron hasta el buzón, lleno de ilusión de poder leer carta de la ninfa del lago, con dedos temblorosos por la emoción abrió la puertecilla y dentro tenia la ansiada respuesta, la abrió con delicadeza y leyó detenidamente, unas lagrimas rodaron por su ajado rostro, y dando media vuelta guardando la carta en su bolsillo, se encamino hacia la entrada de la gruta por donde había entrado, llego cuando el sol caía por el horizonte y sus rayos iluminaban el pasadizo por donde había entrado, llevándole sin tropiezos hasta la salida, nada mas traspasar la gruta, la roca volvió a su posición sellando la entrada, el viajero volvió a sentarse y apoyando de nuevo su cabeza con la ilusión de que se abriera de nuevo, pero no ocurrió nada, cansado por el camino se durmió junto a la roca, y así le encontró el nuevo día, abrió los ojos y al ver donde estaba, pensó que todo había sido un bonito sueño, se incorporo y empezando a caminar de nuevo, no sabia hacia donde, pero tampoco importaba, al coger un pitillo de su bolsillo, sus dedos toparon con un papel que extrajo y empezó a leer.

Hola amigo viajero: Tu visita me ha hecho mucho bien, por que esperaba a un viajero pero tus cartas aunque amables y llenas de alabanzas hacia mi persona, son quizás las palabras que yo esperaba oír de la boca de mi viajero, pero que me he dado cuenta de que no eras tu, lo siento, sigue viajando astas que las vibraciones de tu voz, encuentren su replica exacta y la felicidad llene tu vida, así como yo espero que llene la mía cuando llegue, el viajero que yo espero, hasta siempre y un beso.

P.D. Este el primer beso y que te doy guárdalo en tu recuerdo.

Así que no fue un sueño, la carta lo demostraba, retrocedió sobre sus pasos hasta donde creía que estaba la entrada de la gruta pero no encontró más que paredes lisas sin ningún tipo de resquicio que le permitiera ver la entrada de la gruta, encamino de nuevo sus pasos hacia donde sus pies le llevaran, por que el destino ya no tenia la menor importancia, después de aquella experiencia, tan viva tan real, lo que ocurriera después carecía de valor, al no poder regresar al lago y que la ninfa se lo dijera mirándole a los ojos, pero la entrada estaba sellada y solo se abriría, cuando el verdadero viajero que estaba esperando, apoyara su cabeza contra la roca y las vibraciones hicieran estremecerse a la mujer del lago.

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